Primeros problemas de convivencia
La escasez de víveres desanimó a los concursantes
Dani Alonso luchó por la inmunidad
Javi Mol antes de iniciar su peculiar "danza"
A corderos y anónimos no les hizo ninguna gracia el entorno en el que fueron depositados: animales de todo tipo, la mayoría de más de cuatro patas... toros con cuatro rabos,
caballos salvajes, moscas asesinas y un grupo de bakalas flipados por el kick-boxing.
Los concursantes se encontraron pronto con un problema: las provisiones. Eran diez y apenas si contaban con una empanada, cuatro bocatas, un bizcocho, nata montada, fruta, fiambre variado,
dos "tuppers" llenos de croquetas, una kitsch y unas diez botellas de Coca-Cola. En su desesperación, decidieron hacerse una sangría y sacrificar a los miembros más jóvenes del clan. Finalmente,
la sabiduría del Lechal salvó la vida de sus compañeros, aunque lo de la sangría no pudo evitarlo nadie.
Primera prueba
La primera prueba fue una muestra de hasta donde iba a llegar la crueldad de la productora. Con las fuerzas ya destrozadas por el hambre -se calcula que algunos de los concursantes pudieron engordar
sólo 400 gramos- corderos y anónimos se enfrentaron a un reto atroz: ir detrás de una pelotita y darle patadas. El que más veces entrara en "el bosque encantado" con dicha pelotita ganaría la inmunidad.
No era fácil, la pelotita tendía a irse hacia la carretera que los cazadores dejaron abierta hace años y que aún sigue intacta.
Con todo, el ganador fue Javi Molina, que se aseguró una semana tranquila. Los corderos empezaron a pensar en sus primeras nominaciones. La tensión creció hasta extremos insospechables, lo que provocó que el sensible
JaviMol enloqueciera y se fuera entre los árboles a gritar y bailar desnudo. La organización le reprendió pero todo lo que pudo recibir a cambio fue un sonoro "tu- cu- pán!".
La desesperación y el tedio se apoderan de los concursantes