Parecía que éste era el año de las corderas con sus fichajes estelares y su banquillo interminable, con un entrenador dispuesto a pasear a sus chicas por cualquier torneo de la comunidad de Madrid, de enseñar a la afición que este año el color azul va a ser el color de la victoria.
Pero llegó el primer compromiso deportivo de la pretemporada, era el 3x3 organizado por Darío en Hortaleza, y allí solo estaban ellas: 3 jugadoras de las 17 que forman el mayor equipo de baloncesto de la historia. El club no ha querido dar información sobre la ausencia de las otras 14, pero se rumorea que se vio a una de ellas en la peluquería.
Si con 5 en la cancha la cosa no funciona, con tres parece ser que tampoco mucho.
El primer partido fue un desastre: Inés lo dio todo y anoto la primera canasta, pero se movía demasiado y acabó agotada antes de tiempo. Mientras tanto las rivales, que eran bastante mediocres, aprovechaban el malentendido constante entre Victoria y Teresa y se paseaban por la cancha como por su casa. Las ganaron y por mucho, pero las corderas están más que acostumbradas a sufrir dentro de la cancha y resignadas esperaron tumbadas a que el arbitro las llamará para el segundo encuentro.
En el segundo partido, la afición estaba del lado de las corderas (como siempre) pero el número de jugadoras en el banquillo (0 contra 2) fue definitivo. Jugaron mucho mejor que el primero, Victoria se encontró a si misma, hizo mil y una entradas, coloco balones imposibles para sus compañeras e hizo un par de tapones impresionantes, Teresa luchó todo lo que pudo, cogió algún rebote y se hizo un chichón en la frente, pero no aguanto el ritmo y a los 5 min miraba desesperada al entrenador en busca de un cambió que sabía que nunca llegaría, Inés estuvo menos acertada en los tiros pero se supo defender debajo del aro con chicas que la sacaban algo de altura y mucho de anchura. Las contrarias contaban con dos cambios (algo un poco chungo para ser un 3x3), las corderas no habían jugado nunca antes juntas y en cuanto empezó a haber un poco de comunicación entre ellas, el partido gracias al Cordero, se acabó.
El resultado fue el mismo, las corderas volvieron a casa sin triunfo y encima sin balón, pero se echaron unas risas y se llevaron una camiseta.