La Mala Rodríguez

Una vez confirmado el triunfo Freak por la vía rápida quedaba por dilucidar quién sería segundo y quién tercero. En realidad no era una lucha de tú a tú puesto que las Risto sólo eran tres y las otras dos eran de Gran Cordera, pero bueno, el caso era jugar, pasar un buen rato y ver cómo funcionaba el equipo corderil tras un mal primer partido.

Pues bien, a los cinco minutos ya teníamos algunas respuestas, y es que las Risto ganaban 0-8 con cuatro puntos de la Rodri y otros cuatro de Sara. ¡Qué indisciplina!, ¡qué falta de compañerismo! Mientras el presidente se indignaba en el palco y encargaba a sus secuaces unas cuantas cabezas de caballo para sus dos rubias, Chainy, el protestado entrenador local, no encontraba soluciones. Se le ha dado un equipo de ensueño y de momento los resultados no se ven. Cierto es que faltaban algunos de los nuevos fichajes como Inés Molina, Barbara Muller o Carmen Ribera, pero por lo que podemos saber su puesto pende de un hilo y más aún con ese insidioso Triki detrás dispuesto a ser califa en lugar del califa en cualquier momento.

Lo cierto es que la Rodri quiso convertir el partido en una especie de plebiscito y lo consiguió. "Con el entrenador adecuado rindo de verdad", es lo que vino a decir. Oh, amigos, desde aquí queremos decir que confiamos en Chainy, que le hemos visto entrenar y que es un hombre con las ideas claras. No mereció los gritos de ayer, el pueblo fue una vez más injusto. Démosle una oportunidad y nos demostrará lo que sabe. También querían echar a Ortiz y mira ahora.

Bueno, a lo que íbamos, que entre Pili y Mili se llegó a la mitad del partido con un apabullante 2-12. Ahí por lo menos Eva sacó un poco de amor propio y Gran Cordera remontó hasta colocarse a seis puntos ( 10-16). La vieja co- capitana Raquel Lara demostró una vez más su mejoría con un canastón y la cosa parecía encauzarse, pero el árbitro pitó el final cinco minutos antes de lo planeado.

Las corderas protestaron con razón. No habían sido avisadas de la reducción del partido a quince minutos. Básicamente porque la organización avisó a la capitana, y la capitana, por un día, fue el peor enemigo de su propio equipo.