Hortaleza: Territorio Comanche
Érase una vez una alegre y jovial muchacha llamada Teresa Winston que vivía feliz en el extrarradio de una gran ciudad. Pozuelo era como la Aldea del Arce, pero en vez de conejitos con collares en las orejas, había hombrecillos pacíficos. La vida allí era fácil.
Una calurosa noche de septiembre, Teresa recibió la llamada del Cordero, no a través de la telepantalla, sino en un bar del populoso barrio de Prosperidad. Teresa había acabado la carrera, y en ese momento vio clara su vocación por primera vez. No sólo comenzó a venerar al Gran Cordero acudiendo a cada partido, sino que también aprendió las consignas del Ministerio de la Verdad:
LA GUERRA ES LA CANCHA
ARRIBA ES ABAJO
ABAJO ES ARRIBA
Pero Teresa no quedó satisfecha, y decidió ampliar su radio de territorios conocidos, adentrándose en las zonas oscuras. Pasadas unas semanas, ya conocía al dedillo el distrito de Chamartín, no olvidaba nunca el mono reglamentario, y no se perdía las vespertinas Sacudidas Físicas de los domingos, lideradas por una de las nuevas caras del Partido, el hermano Chainy.
Un día Teresa se atrevió con algo mucho más difícil, penetrar en Hortaleza, territorio comanche. La Policía del Pensamiento, que todo lo ve y todo lo sabe, concluyó que había que acabar con ella y a mitad de partido, después de intentar su primer tiro (que casi entra) algún miembro del cuerpo escupió en el suelo y Teresa se cayó, sufriendo el consiguiente esguince de tobillo.
Ante tal error de la policía del Pensamiento, que confundió a una excelentísima miembro de las Juventudes Corderistas con una supuesta traidora o espía pozueleña, se convocaron manifestaciones extraoficiales para esta noche en la nueva sede del Ministerio de la Verdad, con la intención de boicotear la fiesta de celebración del cumpleaños del Hombre Cordero.
(buh, es que estoy leyendo 1984, y no me he podido resistir)