La encuesta del CIC anuncia un empate técnico

Su Lechaldad Fernandus I Los últimos datos de los que dispone el Centro de Investigaciones Corderiles apuntan a un empate casi total en la lucha por ser el IV Hombre Cordero. Según dicho sondeo, Jorge Álvaro partiría con una escasísima ventaja sobre su máximo rival, Fer Cabezas y un poco más sobre Chainy, que consigue los mejores resultados de su historia aunque la encuesta prácticamente le descarta para la victoria.

El muestreo, hecho la noche del 2 al 3 de abril sobre un total de dos mil consultas (aquí opina todo Dios), basa la victoria de Jorge en el voto joven, y es que los nuevos votantes le darán abrumadoramente su apoyo. A Fer, irónicamente, le prefieren las maduritas.

El propio CIC ha avisado de las dificultades que ha encontrado a la hora de interpretar los datos. "Hay mucho voto oculto", manifestó su portavoz. De hecho, si uno se fija bien en los datos, sólo el 5% de los encuestados afirma que votó a Javi Molina en las pasadas ediciones, lo que hace indicar que sus votantes no reconocen que votan a un hombre que -en ocasiones- ladra.

Consultado por grancordero.com, Fer Cabezas manifestó su satisfacción por los datos y confirmó su voluntad de, si finalmente el cónclave corderil le elige, pasar a la historia como Su Lechaldad Fernandus II. Para ello, ya ha contratado a Modorro como "camarlengo" (o "gondolero", que le llama Guille Ortiz) para romperle el anillo sagrado del corderismo al Barrilete Cósmico, su actual poseedor. Su Lechaldad comenzó el mítin en el Warhols con las siguientes palabras: "Alabado sea el Lechal. Si me equivoco, me corregís, pero este ron está muy bueno". La masa, enfervorecida, rompió en aplausos.

Recordemos que, este año, la elección del Hombre Cordero se conocerá con la emisión de un pequeño humo blanco de la casa de Coque en Clara del Rey, para lo cual posiblemente haya que quemar los papeles de Guille Álvaro. Tras la notificación, será el gondolero el que presente al nuevo Hombre Cordero con la frase: "Habemus Homo Agnus", tras lo cual el elegido tendrá que pronunciar un discurso desde la ventana del segundo piso sin que ninguno de sus envidiosos colaboradores le tire. Y si le tiran, confiar en que Vera esté al rebote.