El año pasado...

El año pasado los playoffs dieron muy poco de sí. Después de ganar los dieciocho partidos de la liga regular de manera contundente, el emparejamiento con Maravillas fue recibido con entusiasmo en el seno del corderismo. Si bien el nivel había ido a menos, Lorenzo salía de una lesión y Dani Alonso se había torcido un dedo pocos días antes del partido, el optimismo era total en el equipo corderil. Tanto que representantes de la directiva se tragaron los partidos de los posibles rivales en cuartos y semifinales ufanos de lo que pasaría hora después.

Y lo que pasó fue que Maravillas nos pasó por encima. Si no en el marcador- tampoco dan para mucho- sí en ganas y concentración. Con un juego contundente, un buen contraataque y un par de triples puñeteros del calvo, Gran Cordero fue diluyéndose poco a poco. El principio fue revelador: 8-2 en contra y seis tiros libres fallados. Gracias a la tenacidad de Rubén, Jorge y Dani Alonso el resultado se igualó: 8-8,11-11.17-15... un último arreón de nuestro amigo el 9 llevó el resultado al descanso hasta un inquietante 22-17 en contra.

La segunda parte ya la jugamos sin Simón y con Dani Alonso cojo. Fue entonces el momento de Dani Aubareda, que tomó la responsabilidad y acercó al equipo de un abrumador 29-21 a un esperanzador 31-28 al final de este tercer período. Luchando siempre contra corriente, hay que reconocer que Gran Cordero nunca dio la sensación de poder ganar el partido: a los dos minutos del último cuarto, Maravillas se volvía a escapar:36-28, y cada uno de estos empujones hacía mucho, mucho daño en los lanares. Lorenzo anotó su único triple del partido para dar un poco de ilusión (37-33 a falta de tres minutos) pero no sirvió de mucho. Maravillas controló el balón y corrió lo que quiso. Al final 44-36 para Maravillas, que fueron derrotados en cuartos por Quinta de Pepe, futuros campeones del torneo.