Uno para todos y todos para uno

La fiesta de Nochevieja de Gran Cordero ( I Festival Ainhoa Jayone ) acabó, como se esperaba, en un tremendo éxito, y es que ya sabéis amigos: cuando uno pilla es todo el equipo el que pilla.

Tras unos momentos de incertidumbre en los que se pensaba que no aparecería ni el Cordero por Jayone's -momentos en los cuales se llegó a jugar a ver a quién le cabía nosequé en una caja-, la fiesta se fue animando, llegándose a alcanzar cotas de delirio colectivo semejantes a las de la mítica fiesta de presentación de la Fundación Cordero.

El pachangueo más puro y duro alternó musicalmente con el Disco Azul, sonando Busta y Britney hasta decir basta. Bueno, hasta que aparecieron U2 y Led Zeppelin por un rato (el rato de buena música para algunos, el rato de descanso para tomar fuerzas para otros). El fin de fiesta fue grandioso con el amigo Alejandro entonando el himno de la Fundación y todos los Corderistas en un mismo abrazo.

Entre los fieles del Cordero que se apuntaron a la fiesta encontramos numerosos jugadores y ex-jugadores, aficionadas e incluso nuevas seguidoras como Dulcinea y Susana ( la señora Cordero) que aparecieron, fueron debidamente acosadas por Javi Molina, fliparon y seguro que repetirán. Los víveres eran cuantiosos y si bien muchos se quejaron de la escasez de bebida, se debió a que para cuando llegaron ya estaba toda en el cuerpo de Arturo.

Los quince corderistas reunidos demostraron su habilidad para el cante y el baile, así como para la "stand-up comedy" y es que quién no recuerda a nuestra entrañable mascota relatarnos las diferencias entre la pornografía actual y la de los años 70. Josete "Nocivo" Navas y Coco "Chapapote" Gimeno nos deleitaron con su presencia a pesar de que las relaciones entre el ex-jugador y la directiva no pasan por el mejor momento.

Chicas, pocas. Que no es que nos vayamos a quejar en cuanto a la calidad pero vamos, que eran pocas. Como siempre los equipos grandes fueron los que dispusieron de las mejores oportunidades y sólo en la prórroga se decidió el triunfo final. Final que por cierto se hizo un poco largo.

La clásica vuelta a casa, destrozados y con el estómago revuelto, posiblemente por la cena familiar de Nochevieja -o a lo mejor no- no desmejoró los ánimos de la parroquia corderista.