HUMILLACIÓN

Pues está bien pegarse estos gustazos. Se comentó durante la semana que había que humillar a los de Cruanias, y a pesar del empeño del entrenador se consiguió ampliamente. El partido empezó con algunas bajas: Jorge, Fer, Arturo y Pacios; pero los ocho corderiles restantes ( al menos dos de ellos con resaca ) se sentían seguros y confiados ante el reto que suponía la décima victoria consecutiva. Empezaron creciditos nuestros negros amigos, con una canasta nada más empezar que parecía iba a desacreditar la nueva zona 1-3-1 impuesta por Ortiz. Pero no fue así. Entre Simón y Lorenzo se liaron a triples como suele ser habitual, la defensa robaba continuamente balones o provocaba pérdidas absurdas y con el trabajo constante de Aubareda y de Carlos y Alonso bajo los aros, el partido llegó al final del primer cuarto con una diferencia holgada (20-8).

Pensaban los cruanistas: ahora sale el de la barba y esto se arregla. Y a fe mía que no iban mal encaminados, pues el mister las falló todas, lo que se dice todas, pero sus compañeros conseguían enmendar sus errores y a base como siempre de contraataque y buenas combinaciones bajo los aros, la ventaja se amplió lentamente. Al descanso el marcador era un escaso 33-12. Escaso digo porque quien más quien menos soñaba con los 80, los 90 o los 100. Pero insistamos que los de Cruanias son más malos que pegar a una madre pero defienden bien en estático. Lo de correr no va con ellos, pero una vez que se ponen en la zonita de las narices no es fácil meter balones dentro. Lo que sí es fácil es dársela a Lorenzo para que se la tire solo, con los resultados habituales.

El tercer cuarto fue de lo mejor que he visto yo nunca al Cordero. Aubareda calentó motores y Alonso y Lorenzo estuvieron sensacionales. Los pases iban de un lado para otro, e incluso hubo nuevamente tiempo para el alley-hoop: esta vez de Aubareda a Dani Alonso. Decir que todos nos reímos mucho cuando Dani se fue solo con Lorenzo y en vez de dársela se la tiró él y la falló. Lorenzo llegó a los 23 puntos en un periquete y como suele ser habitual el entrenador le cambió. En ese cuarto el parcial fue contundente: 27-3, lo nunca visto. De haber seguido así la paliza hubiera sido histórica ( ya ganábamos por entonces de 45 y el record contra Gente Grata peligraba) pero incluso los corderistas han de descansar y la verdad es que los suplentes estuvieron un poco espesos y no pudieron más que empatar el cuarto a 11, en parte porque ellos se pusieron a presionar con cierto éxito y que tenían a uno argentino que es muy buen chico y buen jugador, pero al que el 11 no se la da nunca.

En definitiva, que ganamos fácil, nos divertimos, llegamos a los 100 de valoración por segundo partido consecutivo, desquiciamos al 33 ( qué tonto es, madre ) y le cantamos el cumpleaños feliz a María Rey. Poco más se puede pedir.