Gran Cordera 4 - La Torre 75

Prometedor comienzo de andadura de nuestras féminas. Dos canastas como dos soles que fueron celebradas como merecían por el público asistente. Sólo la oscura labor arbitral pudo descompensar el duelo de tú a tú que se estableció con La Torre desde el primer momento.

No es labor de este cronista juzgar la lamentable dirección del entrenador corderil, Pepérez de Agustín. Sin embargo sí que puedo recomendar a las autoridades competentes su inmediato cese.

Igualmente lamentable fue la poco decorosa actitud del segundo de Pepérez, que se pasó gran parte del partido a la caza fotográfica de la número 8 rival. Por desgracia, nuestro ocasional mirón no aprendió a tiempo el mecanismo del zoom de su prestada cámara. Por suerte su imaginación hace el resto.

Técnicamente se podría comentar que la defensa corderil se basó en una zona 2:3 pelín desajustada. Ni el mejor de los analistas de la defensa zonal podía haber previsto que las atacantes recurrirían al caduco juego con poste, donde precisamente la número 8 hizo estragos: se ponía en el poste alto y unas veces -la mayoría- recibía sola, y otras recibía con dos defensoras, dejando buen agujero en la defensa. Esta defensa zonal durante todo el partido no evitó sin embargo que las jugadoras azulillas se desfondaran físicamente al poco de jugar. Su condición física merece comentario aparte.

En el plano atacante, algunas dificultades para subir la bola. Las rivales empezaron el partido pensando que jugaban contra el estu femenino, e hicieron presión todo el campo. Cuando una de las nuestras cometía el error de quedarse sin bote, ellas empezaban su famoso "botó, botó" para agobio de la defendida y regocijo del banquillo cordero.

Así pues, canastas de Carmen (min. 13) e Inés (min. 26). La primera de ellas en jugada personal marcando bien los pasos y apoyando la bandeja en tabla. La segunda porque mire usted, alguna tenía que entrar.

Precisamente Carmen e Inés fueron también las protagonistas del único bloqueo que se intentó hacer en el partido, si bien Inés le hizo el bloqueo a Carmen, esto es, a la misma Carmen, no a su rival, por lo que ambas acabaron en el suelo.

Buena labor de Ester subiendo la bola con rapidez, así como de Ana y Ainoa apoyando para dar salida rápida al contrataque. Raquel volvió a ser la mano derecha de Nicolás, esta vez dentro de la pista. El rebote estuvo controlado en casi todo momento por Vera, que se fajó con las rivales. La alegría en pista corrió a cargo de Elena, que no perdió la sonrisa en ningún momento.

Y por último, lo de la condición física de nuestras jugadoras, que se representa perfectamente en un caso en concreto. No diré el nombre para no dejar en evidencia lo evidente, pero esa jugadora de nombre común y apellido más común todavía no puede darse dos sprints seguidos. Como dijo Samaranch en cierta ocasión: "en algunos casos el dopaje, como la guerra, se consiente por motivos humanitarios".

El ambiente en las gradas fue festivo, con la presencia de SSMM los Presidentes de ambas secciones, Sra. Rey y Sr. Álvaro. En todo momento se increpó la labor del entrenador, que actualmente pende de un hilo. Finalmente las jugadoras rivales admitieron deportivamente la victoria en la pista pero la derrota en la grada.

Desde esta columna se cree firmemente que hay mimbres para un gran futuro, a poco que se entrene. Se espera además que la Presidenta acelere los trámites federativos para recibir el tránsfer internacional y que las jugadoras transalpinas puedan jugar el próximo partido.

Bien jugado chicas. Merecéis la afición que tenéis detrás (pero no al entrenador).