Lo Marrón juega con un débil Cordero
En la primavera los amantes buscan los rincones más alejados para huir de las miradas de los hombres, las abejas
fabrican la miel afanosamente en sus amarillos panales, los árboles florecen en un grito de alegría... y a Gran Cordero le meten los
mismos sobos que en otoño, en invierno... Gran Cordero, el equipo al que no le afecta el paso del tiempo. Tras el partido
contra Guadalupe fueron muchos, incluído este cronista, los que denunciamos el mal juego del equipo y el pésimo estado de forma
de algunos de sus jugadores claves. Pues no habíamos visto nada. El partido de hoy ha sido realmente desastroso, posiblemente
el peor del equipo desde aquel sobito de Ovajat y el calvo cabrón que parecía ya olvidado. Nuestros chicos perdieron balones,
se dejaron coger rebotes, fallaron todo lo que les llegó a las manos, y sobre todo se dejaron arrollar una vez más
por el contraataque rival. Sólo un jugador, Miguel Alonso, evitó la hecatombe total con unos números de All-Star:
17 puntos, 17 rebotes y 6 robos de balón.
El primer cuarto no hacía presagiar nada de lo que pasaría después. Guille Álvaro salió finalmente como base en lugar
de su tocayo y dirigió el juego con maestría: rápidas transiciones, triples, defensa presionante con varios robos de balón...
en fin, 4-0 para empezar, 7-5 minutos después, y tras canasta de Ortiz 16-15 a poco de acabar el primer cuarto. Esa fue la última ventaja corderil,
pues justo en el último segundo se anuló una canasta legal al base madrileño, que hubiera puesto el resultado en franquía para los locales.
Después llegó el caos más absoluto: la conexión Ortiz- Nico- Pacios volvió a desilusionar y en el ratito que salieron los suplentes
Lo Marrón hizo un 7-0 que provocó un tiempo muerto, en el que se dijeron las cosas a la cara y mirándose a los ojos. Gran Cordero salió
envalentonado y Álvaro logró un canastón, una canasta muy bonita, muy importante, básicamente la última y única canasta del cuarto. El descanso
pareció salvar al Cordero del descalabro (18-29), pero la decepción en jugadores y público ya era evidente. Lorenzo no encontraba la red,
Pacios se peleaba contra molinos de viento, Álvaro lo intentaba pero no podía y ni siquiera Miguel parecía ser capaz
de acabar con los problemas, a pesar de sus 8 puntos, todos en el primer cuarto claro.
En la segunda parte, el entrenador local optó por sacar a los titulares, confiando en su buen hacer del principio, pero que si quieres arroz Catalina,
Lo Marrón siguió a lo suyo y las diferencias aumentaron hasta los 21 puntos en un santiamén (24-45). Ni siquiera el cambio a defensa individual
sirvió de algo, pues al contrario que en el partido contra Guadalupe, nuestros chicos se hacían el lío padre, y cuando había algún cambio
se organizaba la de Dios. Llegó un momento en el que el que salió de base titular se tuvo que poner de ala-pivot
y en fin esas cositas que hacen que nuestro club sea especial. El último cuarto trascurrió entre los intentos desesperados de Álvaro
por acercar al equipo, y la incertidumbre sobre si Nico conseguiría su primera canasta de la temporada. Desgraciadamente, no pudo ser, el balón
se salió de un aro más cruel que nunca. La diferencia más alta fue de 26 puntos (34-60), pero al final nuestros chicos
la dejarían en 25.
Con este resultado y la previsible victoria de Guadalupe ante Cruania State, el destino de este grupo está bien claro:
el que gane el partido entre marronistas y guadalupanos-... y...- será el primero, y el que pierda entre Gran Cordero y Cruania
será el último, y todos aquellos que hayan puesto a nuestro equipo como "equipo chacho" en la porra pues se llevarán
una alegría. No así en la redacción de grancordero.com, en la que todos deseamos la victoria y estamos concentrados para ello,
excepto Jorge que está tocando la guitarra.
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