Gran Cordero 54- Weekend Warriors 68

Llegar a semifinales supone estar entre los cuatro mejores del distrito. Viendo la primera semifinal y viendo después el juego de Gran Cordero, no es una exageración afirmar que los lanares son uno de los dos mejores equipos de Chamartín. Si tenemos en cuenta que los Warriors son una especie de Globetrotters ambulantes que van de distrito en distrito con un auténtico "dream team", quién sabe si el año que viene no serán los corderos los que se lleven el triunfo final.

Pero tendrá que ser el año que viene, porque este no hubo opción. Todos los especialistas apuntaban a una paliza de los Warriors de Velázquez (ex jugador ACB) y los hermanos Antúnez, tal y como venía siendo su devenir en la competición, pero no contaron con la astucia corderil. Con una defensa espectacular, Gran Cordero se colocó 7-1 arriba y tuvo la opción de aumentar la renta con una serie de contraataques fallados incomprensiblemente. Problema: que ellos no fallaron. En cuanto el 7 tuvo dos desde su esquina, las clavó y en un pis-pas los seis de ventaja se convirtieron en siete en contra (20-13). En apenas dos minutos los Warriors hicieron un parcial de 9-0 inadmisible para un equipo que quiere ser campeón.

Pero los corderos volvieron enrabietados y con un Nacho colosal empataron a 22 el partido con otro buen parcial (2-9). Aunque los tiros no entraban (ni de 3 ni de 2 ni en bandeja), la lucha en defensa era brutal: Modorro, Carlos, Dani Alonso, Arturo, Simón... todos se iban pegando con el 4 y el 7 para intentar frenarles, pero los Warriors tenían aún más recursos: su base, el 6, David Antúnez, entraba y tiraba, el canoso tiraba a tabla que te mueres y otros dos luchaban y jugaban con criterio. No eran muchos y por eso casi no corrían, ni para atacar ni para defender, pero madre mía, cómo jugaban.

En una de sus rachas metieron diez puntos seguidos (32-22) y al descanso la ventaja se mantuvo (36-26). Es un poco descorazonador cuando juegas contra los mejores, lo das todo, estás jugando un partidazo... y al descanso te ganan de diez. Sobre todo da rabia, mucha rabia. La cosa pudo ir a peor, porque al poco de empezar el tercer cuarto la diferencia aumentó a catorce: 42-28, pero entre que ellos ya se vieron finalistas (nunca estuvieron demasiado nerviosos, la verdad) y otro ataque de rabia de Nacho, bien secundado por Jorge y el Barrilete acercaron a Gran Cordero al 39-49 a falta de un minuto. Lo que pasó entonces todo el mundo lo recordará: balón robado y canasta de Nacho a falta de diez segundos, 49-41, pase largo que corta Dani Alonso, se cuadra a nueve metros y la enchufa...¡49-44!

Increíble. ¡Había partido! Los todopoderosos e increíbles Warriors sólo nos ganaban de cinco y parecían agotados. El público estaba como loco, aplaudiendo cada jugada, gritando tras cada canasta. Una gozada. Fácil que hubiera 25-30 personas viéndonos y animando. María Ipa se cruzó la pista para besar a su novio... pero ahí se quedó la cosa. Es una pena, pero Gran Cordero no dio más de sí y los Warriors seguían teniendo en la recámara un par de triples del 7 y un par de canastas del 4, antes de que le echaran por faltas. Los lanares quisieron correr, pero las piernas no eran las mismas: parcial de 11-2 para empezar el cuarto y adiós a la final: 60-46.

Al menos había que intentar mantener la distancia. Hubiera sido una pena acabar perdiendo de 25 el partido, como el año pasado, o recibir 90 puntos. No se dio el caso. Gran Cordero se recompuso y ante unos Warriors con el trabajo ya hecho y muy pendientes de meterse con Darío, redujo las diferencias hasta los trecce puntos (67-54). Un tiro libre del 7 cerró el marcador.

La progresión del equipo es espectacular: hace dos años perdimos contra Maravillas sin tener opciones, el año pasado llegamos a cuartos y perdimos con Rudulí, que nos pasó por encima. Este año no sólo hemos llegado a semifinales, es que las hemos disputado y ante un equipazo. Todo eso sin meter un tiro. Lo del año que viene puede ser de traca.

Anotadores:

Nacho 22
Dani Alonso 13
Modorro 8
Barrilete 5
Jorge 4
Carlos 2