Derrota en buena lid

¿Qué se puede decir cuando el rival ha sido superior y lo ha sido desde el minuto uno? Poca cosa: felicitarles, alabar sus virtudes y culpar de la derrota a Fer Cabezas. Pero después de eso se requiere un análisis, puesto que ayer Gran Cordero sufrió su primera derrota en un año. El análisis es el siguiente: este equipo no puede prescindir de Javi Molina.

En una decisión absurda y caprichosa, difícilmente comprensible para el aficionado de a pie, el mítico y barbudo pivot lanar no jugó ni un solo minuto ante Galácticos. Su cara en el banquillo era todo un poema. Mientras tanto, el otro mítico y barbudo pivot contrario, Víctor, metía las del pulpo a sus defensores hasta llegar a los 23 puntos. Entre él y el 12, que se daba un aire a Rakocevic hasta en el tiro metieron 43 de los 54 puntos de los naranjones.

La defensa corderil no funcionó en ningún momento: en el primer cuarto probamos con la zona y nos metieron 16 puntos, cambiamos a individual y nos metieron otros 13 en el segundo cuarto. Sólo la presión en todo campo funcionó un poco pero cediendo alguna canasta fácil. En ataque, las cosas no iban mejor: en todo el segundo cuarto sólo dos canastas. Y es que los Galácticos defendieron individual con muy buenas ayudas en el medio y sólo el tiro exterior de Dani Alonso parecía dar resultado. Cuando los tiros dejaron de entrar, la diferencia en contra se fue hasta los diez puntos (19-29).

Cierto es que ninguno de los dos equipos se jugaba gran cosa, pero, joder, a nadie le gusta perder, y la segunda mitad fue una auténtica batalla en la que los lanares remontaron los 10 puntos, se colocaron uno arriba y sólo cierta precipitación y cansancio al final les impidieron lograr la victoria. Está claro que no se puede jugar sin Modorro, sin Nacho y sin el Barrilete contra un buen equipo y esperar que no se note. Con ellos el partido hubiera sido distinto- como, por lo visto, el de la primera vuelta hubiera sido distinto si Víctor no se hubiera lesionado.

Al final, derrota cruel y amarga, pero ante un rival que se lo mereció y contra el que da gusto jugar. Juegan duro, defienden fuerte, protestan cuando creen que deben hacerlo, pero sin crear nunca mal rollo con los rivales ni hacer un drama de lo que es un juego. Nos alegramos de verles en playoffs. Ahí, Javi Molina ejecutará su rumiado plan de venganza...