El sábado me desperté chupando un limón
Ayer estaba yo leyendo la apocalíptica crónica de la primera jornada y pensé: "bueno, al menos las cosas han cambiado bastante". Pero, sinceramente, no pensé
que hubieran cambiado tanto. Hoy hemos visto posiblemente el mejor partido de la historia de Gran Cordero, no sólo porque el equipo lanar haya jugado realmente bien
sino porque los rivales también han jugado a un nivel altísimo. Han sido posiblemente el mejor equipo al que nos hemos enfrentado en los últimos dos años.
Además, lo bueno de estos partidos es cuando todo el mundo se lo toma en serio. En el Cordero los once jugadores vibraron y lo dieron absolutamente todo. Como es lógico, algunos
jugaron más y otros menos, pero la intensidad no bajó en ningún momento, y, si bien Modorro volvió a ser el mejor, la ventaja clave se consiguió justo cuando él estaba en el banquillo. Con tanta intensidad,
tanto buen rollo y tanta concentración, perder o ganar es lo de menos. Los limoncillos hicieron igual: pegaban si hacía falta, gritaban desde el banquillo, forzaban faltas en ataque,
protestaban cada jugada... pero siempre dentro de los límites de la deportividad y añadiendo así valor a la séptima victoria corderil consecutiva.
Las primeras noticias ya anunciaban un gran partido, y es que apareció el misterioso jugador número 15 que las enchufa todas. En principio Gran Cordero se colocó en una defensa zonal 2-1-2 que
fue acribillada por el inesperado número 6. Hasta 11 puntos se coló en ese primer cuarto, incluídos los cuatro primeros del partido que fueron rápidamente contestados por dos triples de Dani Alonso (esa tablita...)
y David. Gran Cordero no dio más facilidades y esa fue la última ventaja limonar. Con un gran acierto en el tiro, los lanares estuvieron a punto de romper el encuentro varias veces: 10-4, 13-8...
pero el marcador al final del primer cuarto aún indicaba igualdad (18-15).
Para frenar la sangría del 6, Ortiz ordenó una 3-2, pero estos limoneros son gente sabia y se dedicaron a darle balones dentro al bueno, que anotaba él o doblaba. Los suplentes corderiles estuvieron sensacionales:
Rubén, Lorenzo (vaya partidazo en ataque), Arturo, Auba, Fer y Feerrr, todos estuvieron bien y dejándose la piel. El marcador estaba en todo lo alto (24-23) cuando Lorenzo y Simón empezaron a enchufar triples. Un parcial de 11-2
para acabar el cuarto dejaba a los cansados aunque voluntariosos limonchelos contra las cuerdas al descanso.
Ahora bien, no se rindieron. No, no. Empezaron a defender individual presionante como suelen hacer cuando las cosas van mal y al principio les dio resultado (35-30). El entrenador pidió tiempo muerto, empezó a mover sin parar el banquillo para
descentrar a los defensores y todo esto resultó muy bien: 45-33 en el minuto 32. Pero los corderos somos así y también tenemos nuestros bajones. En un último minuto algo lamentable, la ventaja se redujo a la mitad (45-39), y de pensar en el basket average
se pasó a sufrir por ganar el partido.
En el último cuarto se siguió viviendo un intenso tira y afloja. Los corderos se iban de diez (49-39), los limones reaccionaban (51-45). Ningún equipo bajaba los brazos y cuando dos canastas de Modorro y un triple de los que hacen historia
de Lorenzo pusieron el partido en 58-47, el número 6 reaccionó enchufando un triple y forzando falta posterior. A base de fallar tiros libres se entró en el último minuto 58-54. Un tiro libre de Jaime ponía el 59-54, Limoncello fallaba la última posesión y
Dani Alonso (una vez más excelso en defensa y ataque) fallaba un triple que Simón no podía culminar pese a coger el rebote. En definitiva, que el average se quedaba del lado rival, pero poco debería importar eso si las cosas van medianamente como esperamos.
De momento, Gran Cordero se mantiene al acecho en la tercera posición pero a la espera de que Miraobras y Limonchelo se enfrenten entre sí. Cuando eso suceda, por narices, conseguiremos ser segundos como mínimo. En cualquier caso en estas dos semanas se ha demostrado
que equipo es el mejor. No es el momento de confiarse, pero sí de disfrutar.