Señores, esto es un equipo

32 puntos anotados. Dominio absoluto de los rebotes. Dos triples... y todo esto, amigos, con sólo siete jugadoras disponibles, una de las cuales se lesionó en el tercer cuarto. Por no ir no fue ni el entrenador, bien porque jugaba, bien porque rezaba a los dioses que el IV Festival Ainhoa Jayone no acabara con el suelo del salón de su casa. Faltaban, entre otras, Victoria, Reme y Eva. Mucho se ha hablado de la Victoriadependencia de este equipo, pues bien: hoy las chicas han demostrado que si juegan como equipo y siguen metiendo triples a tabla, nadie podrá con ellas.

Desde el principio se vio que este partido tenía muy buena pinta. Las ventajas llegaron rápidamente: 8-3, 15-11, así hasta llegar al descanso con un ajustado 18-16. No es que hubiera que confiarse, pero una vez resuelto el desaguisado que estaba montando la 11, y teniendo en cuenta el gran acierto en ataque, la cosa era como para ser muy optimistas. Sólo un problema: Mónica estaba con tres faltas, pero Vera demostró ser una sexta mujer de lujo: 3 puntos y 12 rebotes en su mejor partido como corderista. Entre su poderío interior y el acierto de Ester y Paloma con los tiros, los miles de aficionados que presenciaron el partido estaban alucinando.

Incluso la capitana, la bella y entrañable María Rodríguez tiró de repertorio y se mostró con más ganas que nunca. Los pocos minutos que jugó contra Risto Körkia hicieron que se tomara esta victoria como algo personal y que no quisiera dejarla escapar por nada en el mundo. Así estaban las cosas cuando llegó la peor noticia. En una jugada completamente accidental, Cristina pisaba mal y se torcía el tobillo. Con gran expresión de dolor fue llevada "a la sillita de la reina" al banquillo donde presenció el resto del partido. ¿Se vinieron abajo las corderas?, ¿pensaron que la oportunidad había pasado? No, señores. Cada una dio el doble de su esfuerzo. Teresa se multiplicaba en los rebotes y las luchas, Vera metía tiros libres, Ester secaba a la 11, Paloma batía su record de anotación, Mónica cerraba el rebote con contundencia y la Rodri aparecía por todos lados para convertirse en la peor pesadilla de las Iticas.

Lejos de decrecer, la ventaja fue aumentando, batiendo record tras record. La capitana y Paloma dieron sustos con posibles lesiones, pero nada podía hacer cambiar el destino. El 2004 es el año del Cordero y pronto empieza nuestro club a demostrarlo. Fin de semana glorioso en el que ambas secciones se unen en el triunfo por primera vez. Fecha que pasará a la historia: 10 de enero de 2004. ¡Y qué bien les quedaban las camisetas blancas a nuestras chicas! Habría que colocar muérdago bajo los aros.