Un partido que hace historia.

Bueno, bueno, bueno, menudo partidazo. El sábado pudimos ver un partido de esos que hacen historia. Uno de esos en los que los Corderos fueron uno sólo, haciendo maravillas, todas las canastas eran suyas, ya fueran triples, tiros libres o de dos, todos los rebotes eran para el Cordero, el partido era suyo y de nadie más. Sabiduría no podía con ellos, ya que no tocaron el balón, no tuvieron oportunidad ninguna de intentar meter alguna canastilla, ni nada. Gran Cordero ganó un partido con un resultado de esos que impresionaría a cualquiera, nunca se les había visto tan grandes.

Y ahora seamos realistas, el partido no se disputó, porque los de sabiduría eran sólo cuatro y la Bisbal decidió cerrar el acta, así que nuestros corderos se dedicaron a jugar una pachanguita entre ellos, para matar el mono, azules contra blancos, y los de Sabiduría hicieron tres cuartos de lo mismo, cada uno de los equipos en la misma cancha, juntos pero no revueltos. Una pena, porque era el regreso del gran Arturo que había vuelto a la carga y porque para un partido que era a una hora decente, las dos. Así que la afición se dedicó a estudiar, hablar, leer el periódico, ver fotos y dormitar, pero aún así estuvieron un poquito atentas a la pachanguita y pudieron ver una fantástica canasta de Nicolás, todas aplaudimos como locas y él se puso rojo como un tomate. Y poco más.